AMIGOS Y ENEMIGOS

 

En un reciente artículo Luis García Montero nos dice: " Los enemigos son útiles cuando sirven para recordarnos nuestras virtudes, que ellos viven como peligros, o cuando nos obligan a dialogar y a intentar comprender el pensamiento ajeno. Pero son un verdadero problema si nos arrastran al fango de una agitación que saca lo peor de nosotros mismos."

La afirmación es contundente.  Un enemigo es un asunto muy serio que va mas allá de ser un  buen amigo con fallas. Cada quien debería  pensar si realmente  tiene enemigos o solo unos cuantos amigos humanos, porque errores todos cometemos.

No tengo enemigos por eso el mandamiento no me atañe. Tener enemigos es guardar rencor y no es mi caso. Claro que  se le debe dar un nombre a aquel que es capaz sin reparos de hacer daño personal y dirigido:  criminal, sociópata, psicópata, malvado, etc., categorías que abundan en este mundo, pero que en este oficio de la política es mejor mantener cautela en la definición;  pues un enemigo hoy, mañana puede ser,  si no un amigo, un buen aliado.

Pensar y actuar distinto no entra en las condiciones necesarias para la categoría de enemigo,  amén de que la historia nos revela la existencia  de enemigos naturales que han coincidido en gustos y decisiones. Harto conocido es el caso de Churchil, Stalin y Roosvelt.

El político que se precie de tal debe tener especial cuidado en estas consideraciones, tanto si aspira para si mismo, como si apoya a otro a un determinado cargo público, porque un enemigo, así como la familia y amigos  de ese enemigo, no solo representan simpatía  personal, sino votos.  Y en política, astucia antes que todo. Por eso la falta de apoyo a un político necio puede hacerle ganar instantáneamente, miles de enemigos según su errónea consideración,  de que cada voto representaba a una amigo y viceversa.

No siempre se ven la caras reales del político, pocas veces revela sus intenciones, sus cambios no siempre obedecen a sus principios, sino a la obediencia partidista, o al  interés mezquino. 

Pero los hay y muchos con convicciones reales sobre la necesidad de proteger el bien común y su papel de coadyuvante en la misión de darle un giro a la historia y devolver la democracia a Venezuela. 

Son esos buenos políticos, seguros de  que deben acercarse al enemigo que les sirve para recordarle sus virtudes, o les obligan a dialogar y a intentar comprender el pensamiento ajeno.

Pero que a la vez deben tener el tino suficiente para  alejarse de aquellos que son un verdadero problema, que les arrastran  al fango de una agitación que saca lo peor de su alma.

Tanto si sabe hacer la diferencia, como si no, ganar más enemigos,  en cada evento electoral no parece muy sensato en estas lides. Un político así debe pensarlo mejor la próxima vez.

En este día de los Reyes Magos, cabe recordar que tres perfectos desconocidos llegaron con las mejores intenciones y regalos a conocer al Dios judio, solo pensando y actuando según lo que consideraban bueno para la humanidad. Parece que tenían claro el futuro. Si es para el bien común es amigo.

Para mis amigos políticos...

De Willmary Comus, su amiga, en el día de Reyes!



 




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