Desconocido, pero mío!
Muchas son las razones que tienen los que se van del país para tomar tan radical decisión, desde la más elemental sobrevivencia, producto de persecución política, inseguridad, falta de alimentos, de "calidad de vida", y la mas importante de atención medica en condiciones mínimas y de medicinas.
Buscan un lugar menos hostil en donde se pueda respirar nuevos aires, donde se puedan sentir seguros, abastecidos y cuidados, donde sientan que son seres humanos merecedores de mejor trato y donde puedan ayudar aún en la distancia, a los suyos.
Son valientes porque salir legalmente de Venezuela es agónico, es más o menos un vía crucis, desde el solitario Getsemaní, hasta el desesperante Gólgota que les llevará por fin a la anhelada resurrección en el lugar soñado...En no pocas veces, sin embargo sus expectativas se han desecho ante la fuerza de la realidad porque sus penurias no terminan al pasar la frontera que han decidido cruzar. Les toca en ocasiones, junto con el miedo a lo desconocido, el ser mal interpretados por las diferencias en el lenguaje verbal y corporal, en ser víctimas de buena fe, o a causa de ella, en ser explotados por inescrupulosos que sabiendo de su necesidad de acogida y de su condición de ilegales, se aprovechan de ello y pare usted de contar el sinfín de situaciones por las que habrán de pasar antes de llegar a un poco de estabilidad económica o emocional.

Venezuela se nos está quebrando, la vemos débil en la soledad que percibimos en sus calles. Sin embargo en cada desaliento que a diario siento, se que debemos llenar esas calles con nuevas ideas, levantándonos cada vez con más ganas de mejorar, estudiando e identificando al enemigo y superando sus maniobras y créanme que no me refiero a la política o al menos no a la política del poder, sino a la política desde el "sin poder", a ese "sin poder" que cada uno debe ejercer desde su propia tribuna, desde su casa, su taxi, su escritorio su pupitre o su cátedra, esa política que requiere de verdadera valentía porque requiere enfrentar lo que hemos contribuido a formar: Un país que se nos deshilacha, se nos escapa de las manos y que debemos retejer exprimiendo nuestros sentimientos, nuestros corazones y sobre todo nuestros cerebros en busca de nuevas opciones, desde acá y para este lugar.
Muchos creen que estamos en una guerra, para algunos económica, para otros civil y asimétrica. Yo en cambio creo que la verdadera guerra es contra nuestro descuido en la protección que le debemos al país. Tenemos una deuda que debemos asumir y honrar, porque tenemos que darle al país la atención que otrora le negamos por estar más pendientes de nuestros particulares intereses, lo cual pasa por el reconocimiento de nuestra participación en el exceso de individualidad y en cesar en las conductas actuales que en contra del otro, nos perjudican y por ende al país.
Por eso, el que decide quedarse también es valiente y aun mas si pone manos a la obra y también decide, junto con su deseo de no abandonar su tierra, ser cada vez mejor ciudadano y merecedor de un mejor país, de ser más amable, tratar mejor a su vecino, entender que no todos tenemos las mismas condiciones para enfrentar la crisis, que los niños, embarazadas, ancianos y discapacitados merecen un trato especial y que es necesario observar donde y a quien podemos ayudar,en nuestro entorno, por el solo amor que le debemos a Venezuela. No la dejo y voy a trabajar con ella, tal y como está.
Willmary Comus
Willmary Comus
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